Hoy es 28 DE OCTUBRE DE 2025. He comprendido que la felicidad no siempre llega con grandes gestos o conquistas, sino que se esconde en los detalles pequeños que la rutina ofrece sin pedir nada a cambio. Una mirada, un café caliente, una conversación sincera o el sonido de la lluvia pueden convertirse en refugios del alma si los aprendo a observar con calma y gratitud. A veces, lo extraordinario está tan cerca que lo pasamos por alto, buscando lejos lo que siempre estuvo dentro de nosotros.
Vivimos inmersos en la prisa y en la necesidad de alcanzar más, de tener más, de demostrar más. Sin embargo, cada día descubro que la verdadera plenitud surge cuando dejo de perseguir y empiezo a agradecer. La felicidad se vuelve un hábito, una forma de mirar, una actitud ante el mundo. Convertir lo cotidiano en sagrado es, quizá, el mayor acto de amor hacia uno mismo.
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