Hoy es 11 DE JULIO DE 2025. Hoy me detengo a pensar en lo sencillo que es cambiar el rumbo de un día, de una vida, con un gesto amable. La generosidad no siempre requiere grandes esfuerzos ni riquezas; a veces basta una palabra sincera, una escucha atenta o un abrazo que alivie silencios. Entenderlo me reconcilia con mi capacidad de dar, incluso cuando creo que no tengo nada que ofrecer.
Cada acto de bondad es como una piedra lanzada al agua: su onda se expande más allá de lo que mis ojos alcanzan. Esa onda me incluye a mí, porque cada vez que soy generoso, algo dentro de mí se expande, crece y se hace más humano. Quizá por eso la generosidad no es solo un regalo para otros, sino una semilla de paz para mi propia alma.
Seguir leyendoVisitas: 3