Después de un fin de semana de mierda me ha dado por pensar en lo que realmente es la amistad y me ha salido el Pensamiento 7: Amistad, una gran palabra.
Una noticia puede echar al traste todo un fin de semana o incluso más días. Pero además de ese mal rato que te puedes llevar, resulta que te pones a pensar y puedes comprobar que la amistad es una palabra que le queda muy grande a muchas relaciones. Solemos tender a tachar de amistad a muchas relaciones que son transitorias, como aves de paso, y es un error, porque luego nos defraudan de una manera intensa. En parte nosotros tenemos parte de la culpa, pues somos nosotros mismos los que escogemos a esas personas.
A la hora de escoger a las personas, somos demasiado confiados, tanto que no miramos si de verdad somos personas compatibles. Puede parecer una tontería, pero en ocasiones no necesitamos una persona que nos ponga los puntos sobre las íes, lo que necesitamos es una persona que nos abrace, se calle y nos deje quejarnos, llorar, y hasta patalear si fuese necesario. Si nos presionan, no nos ayudan, sino al revés, nos encerramos más y no contamos con esa persona para futuras ocasiones. En ese momento de debilidad necesitamos que nos apoyen, no que nos presionen e insistan para sacar lo que llevamos dentro.
No buscamos que nadie nos critique nuestra forma de actuar o de llevar las cosas a nuestra manera. No queremos que nadie se sienta discriminado o que se sienta de menos, por no llevar a cabo los consejos. Hay que pensar en que en esos momentos nuestro principal objetivo es desahogarnos, no frustrarnos más de lo que estamos y, sobre todo, no acumular más de lo que tenemos. Si, sé que es difícil de comprender, pero no queda otra que respetar las decisiones que cada persona toma sobre su persona.
¿POR QUÉ NO ACEPTAR AYUDA?
No es que no aceptemos la ayuda que se nos ofrece, si es que nos ofrecen alguna, sino que en esos momentos queremos estar solos. Queremos pensar lo que nos sucede, sin la opinión de alguien que no sabe que nos pasa. Queremos estar solos para valorar si vamos bien o vamos mal con las decisiones que tomamos, y por supuesto no queremos ser la carga de nadie. Cualquier intento de ayuda en esos momentos, simplemente no van a funcionar, y menos si no se ponen en nuestra piel y solo lanzan órdenes de lo que deberíamos hacer.
En ocasiones deberíamos pensar que es más sencillo que la otra persona se exprese según la necesidad que tenga. Que lo haga a su ritmo, despacio, en su tono y, sobre todo, en un sitio en el que se sienta seguro. Si está en un terreno que no se sienta a salvo, no se va a abrir completamente, y eso hará que no se recupere del todo. Todo ha de ser pensando para que esa persona se sienta completamente a gusto.
No, En las clínicas del psicólogo o psiquiatra las personas no se encuentran cómodas. No digo que el trabajo no sea bueno, faltaría más, pero quizás ayudaría más que el entorno sea favorable. Estamos hablando de que ese entorno es más agresivo y que una persona con una depresión (u otro síntoma mental) puede sentirse influenciada y no recuperar tan rápido. Si esas sesiones se hiciesen en el hogar de la persona, en presencial o en virtual, la recuperación seguramente sería más rápida, porque lo primero que el cerebro detecta es ese estado de seguridad.
¿TUS AMIGOS REALMENTE SON TUS AMIGOS?
Depende de las personas que tenemos a nuestro alrededor, podríamos clasificarlas en diversos grupos: Amigos, conocidos e íntimos. Los íntimos, esos son los que más nos pueden ayudar, los que les confiamos nuestros secretos, nuestras dudas, nuestros problemas y que, día tras día, están ahí. Los amigos, son aquellos que siempre están para los buenos momentos, pero que pueden no estar cuando realmente los necesites. Los conocidos, uffff, con estos no cuentes cuando tengas problemas, los como los ojos del Guadiana, solo aparecen en los buenos momentos.
Un íntimo sabrá escucharte siempre, no te va a presionar, pero además no le podrás engañar con la careta que llevas puesta. Aunque pongas buena cara para «no preocupar al resto», esas personas van a saber que estás mal. Hay ciertos tics, palabras, gestos, que nos delatan, pero no pasan inadvertidos para esas personas, por mucho que queramos. En muchas ocasiones, esas personas nos detectan cosas que ni nosotros mismos somos conscientes de que transmitimos y, aunque asuste, la verdad es que agradecemos su ayuda.
Un amigo, puede necesitar que tú le digas que necesitas su ayuda, quizás no sea capaz de descifrar las señales que antes puse. No es que obren de mala fe (al menos en general), pero quizás no tengan la paciencia, la sobriedad, el temple, de saber llevar una conversación así. Son personas que nos ayudan en muchas ocasiones, pero para «problemas mayores», quizás no sean las más recomendadas, pero que conste que las queremos, jejeje.
Resumiendo, ¿sabemos que es la amistad?
Tenemos que tener en cuenta muchos factores para poder saber en que grupo meteríamos a cada persona. Aunque pueda parecer algo drástico, esta selección nos puede ayudar mucho. No queremos hacer daño a nadie, así que debemos saber en quien podemos o debemos confiar. También debe pensar en quien confiar, pues lo que hoy son «interesados oídos», mañana serán «lenguas viperinas». Debes protegerte para que nadie necesite protegerte.
Espero que si un día te cruzas con este post, te sirva para pensar que es realmente la palabra «Amistad». Gracias por venir a la locura de mis pensamientos.
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Estas son las reflexiones de un vasco que a lo largo de su vida se han ido almacenando en su cabeza.