Hoy es 22 DE ABRIL DE 2025. A lo largo de los años he descubierto que cuando me siento triste, lo último que me apetece hacer es dar las gracias. Sin embargo, en los momentos más oscuros, es precisamente ese pequeño gesto el que ha traído un rayo de luz. Ser consciente de lo que tengo —aunque sea poco o esté roto— me devuelve la perspectiva que el dolor me arrebata.
Cuando practico la gratitud, no niego lo que me duele, pero elijo no quedarme atrapado ahí. Agradezco lo que sí está bien, lo que funciona, lo que me sostiene. En ese acto sencillo, abro espacio para que la vida me sorprenda con nuevas formas de plenitud. Porque cuando uno aprecia, el corazón se ensancha y la tristeza se vuelve más liviana.
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