Pensamiento 15: Nos embellecemos, ¿para quien?

Entramos en Octubre con el Pensamiento 15: Nos embellecemos, ¿para quien? Hay días en los que te miras al espejo y no reconoces a la persona que ves. Te preguntas si el reflejo que observas es realmente tuyo o si, en algún punto, empezaste a cambiarlo para los ojos de otros.

Embellecernos, nos decimos, es un acto de amor propio, un ritual para sentirnos bien con nosotros mismos. Pero, con la mano en el corazón, ¿es eso cierto? En la era de las redes sociales, donde cada gesto parece estar bajo un filtro o un “me gusta”, la pregunta cobra un peso diferente. ¿Realmente nos embellecemos para nosotros o para la validación de extraños?

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Pensamiento 14: Ser borde es la mejor autodefensa

El último pensamiento del mes: Pensamiento 14: Ser borde es la mejor autodefensa. A veces la mejor defensa no es solo un buen ataque, sino un gesto frío, una respuesta afilada o, por qué no, una actitud “borde”. Tal vez no te lo hayan dicho nunca de manera directa, pero ser borde no siempre es sinónimo de grosería gratuita.

A veces, es el escudo perfecto contra quienes buscan aprovecharse de tu amabilidad o robarte energía emocional. Si alguna vez te has sentido atacado o desgastado por la gente que te rodea, tal vez sea hora de adoptar un enfoque un poco más directo, y quizás, un poco más borde.

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Pensamiento 13: De puro bueno, soy tonto

La empatía es una de esas palabras que suenan tan bonitas como los coros de los ángeles. Esa habilidad casi mágica de ponerse en los zapatos de otro, entender su dolor, y darle un abrazo metafórico, porque bueno, no siempre tenemos tiempo para un abrazo real. Pero, ¿qué pasa cuando, de tanto practicar la empatía, terminas siendo el paño de lágrimas de medio mundo? Porque, a veces, de puro bueno, te conviertes en el tonto del pueblo. Y no me malinterpretes, ser empático está bien, pero serlo al extremo… bueno, eso ya es otro cantar.

Así que hoy vengo a hablarte, amigo lector, de ese bonito y peligroso equilibrio entre ser una persona que siente con el alma y una que termina pisoteada, literalmente, porque su bondad parece no tener fin. Aquí te cuento las maravillas de la empatía, pero también te lanzo unas cuantas verdades incómodas. ¡Porque sí, de puro bueno, soy tonto!

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