Hoy es 16 DE MAYO DE 2025. A veces olvido detenerme a agradecer. Me enredo en lo que falta, en lo que duele, en lo que no se dio como yo quería. Pero cuando me obligo a mirar con atención lo que ya está, lo que permanece, descubro un alivio silencioso que no proviene de tener más, sino de valorar mejor. La gratitud no requiere grandes gestos, solo conciencia.
Cada vez que reconozco con humildad lo que la vida me ha dado —aunque sea una sonrisa, un rayo de sol, una conversación honesta— algo dentro de mí se acomoda. La gratitud es como una semilla que, si la riego cada día, transforma mi manera de ver el mundo. No me hace ingenuo, me hace fuerte. Porque cuando agradezco, entiendo que ya tengo suficiente para seguir.
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