Empezaremos con las reflexiones 1: La vida Social. ¿Qué hacemos con nuestra vida social?
En un mundo hiperconectado a través de las redes sociales, ¿realmente sabemos que hacemos con nuestra vida social? Exponemos en las redes sociales gran parte de nuestra vida y, en ocasiones, lo hacemos de una manera incontrolada.
LAS REDES SOCIALES
Lo primero que hay que pensar es que las redes sociales son inocuas. ¿Por qué digo esto con tal aseveración? Es sencillo, solo nos afectarán en el grado en el que nosotros mismo dejemos que nos afecte. Si permitimos que cualquier persona bajo un «anonimato» (que se puede desvelar), nos cause dolor, nos intimide o nos acose, eso nos va a afectar. Si aplicamos el dicho: «No hay mayor desprecio que no hacer aprecio», esas personas jamás podrán dañar nuestra integridad.
Os cuento mi caso: Soy calvo, no me considero atractivo y tengo un defecto al hablar (con las «r») por tener el paladar alto. Muchas veces han intentado meterse conmigo por tener esos defectos y han salido escaldados. Cada día me miro al espejo y veo como he ido perdiendo el pelo, así que esas tonterías de «¿Con que champú te lavas?, ¿Te has hecho la raya al medio?, ¿Te has peinado?», se responden con una sola frase: «Eso es de guardería de Haters, anda currátelo un poco, que das pena», y ellos mismos se van porque no saben que responder. Yo me rio ante esas situaciones, porque no voy a consentir que un desconocido venga a amargarme el día con sus tonterías.
Las redes fueron diseñadas para conocer gente, compartir información (pero para aprender, no para otras cosas) y para crecer como personas. El problema es que el ser humano no es capaz de dejar de lado actitudes como la ira, la envidia, el ego o los celos. Siempre pretende ser más que el resto de las personas, el más rico, el más guapo, el más atrevido, pero jamás el más humilde, el más amable, el más simpático. De esa manera, con el potencial que tienen las redes, la humanidad se vuelve más animal y menos humana.
LA EXPOSICIÓN DE NUESTRA VIDA
Usamos internet de una manera no muy certera, pues en vez de compartir información de interés para otras personas, nos dedicamos a compartir datos muy personales o familiares sin pensar en las consecuencias. No olvidamos de que cualquier cosa colgada en la red, es prácticamente imposible borrarla, dado que cualquier persona lo puede guardar en sus dispositivos y volver a subirla en cualquier momento.
Si, ya sé lo que estás pensando: «Pero si tengo las redes en privado», pero te olvidas de que a pesar de tenerlas en privado, tienes amistades. Cualquiera de ellas, sin mala fe, puede compartir esas fotos con algún familiar o amistad y esa privacidad que tú creáis que te mantenía a salvo, ya se ha perdido. Ya se ha aumentado la red de distribución de esas fotos, documentos, canciones, lo que sea. En el mismo momento es que lo pones en la red, ya no podrás evitar su distribución, por mucho que lo desees.
Yo soy una persona que puedo subir cosas de comida, paisajes o fotografías inocuas, pero no subo fotos personales o de familiares. Y no es que no pueda subirlas, pero es que tampoco tengo la necesidad de hacerlo. Con quien hablo, ya me conoce, y para hablar con alguien no es necesario el aspecto físico, y no vale esa frase de «Es que me gusta saber con quien hablo», porque podría coger una foto falsa d internet y engañar, algo que no hice, no hago y no haré jamás.
¿POR QUÉ EXPONERNOS PÚBLICAMENTE?
El motivo real en la mayoría de las ocasiones no sabríamos ni explicarlo en un inicio. Si nos ponemos a analizar, es posible que lleguemos a descubrir picos de egos, envidias o exhibicionismo. Queremos estar en las redes para que los demás puedan ver que somos felices, que tenemos un amor, que estamos bien, que hemos ganado premios, concursos, un puesto de mayor reputación en el trabajo. También que podemos permitirnos viajar, comer en restaurantes, comprarnos cosas de calidad.
Si, ya sé que la intención es compartir con los allegados cosas que te han ocurrido en la vida, pero es preferible hacerlo de forma privada a través de aplicaciones como la mensajería, y no exponerlos en los muros de las redes sociales. Si, ya sé que piensas: «Pero no es culpa mía la maldad que tengan los demás», y es cierto, tienes la razón, pero ¿de quién es la culpa de exponer a los menores de edad? Los padres están obligados por genética y por ética a proteger a sus hijos de cualquier peligro, pero muchos los exponen de manera continuada.
Es totalmente cierto que no tenemos que hacernos responsables de lo que hacen el resto, pero te haré una pregunta: ¿Te meterías en medio de una pista en una carrera de motocross? ¿Verdad que no pondrías tu vida en juego de esa manera? Entonces, porque expones a los menores de edad ante una comunidad de posibles pederastas. Hemos de hacer una reflexión con este tema.
REFLEXIONANDO
Ahora viene la motivación de la reflexión: Hemos de tener en cuenta que es lo que queremos dar a conocer y que no queremos respecto a nuestra vida. Asumir la consecuencia de nuestros actos es responsabilidad nuestra, y tenemos que tener en cuenta que nuestros actos también pueden causar daños a terceras personas.
Reflexionar sobre todo esto y dejad en los comentarios, si alguien lo lee, si alguna vez has pensado retirarte de las redes por una sobreexposición.
Un fuerte abrazo de un vasco que ha reflexionado.
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BIENVENIDO A LA PORTADA DE UNA LOCURA REFLEXIVA.
Estas son las reflexiones de un vasco que a lo largo de su vida se han ido almacenando en su cabeza.